La lucha y el fuego, el amor y la palabra:

Los sueños del niño más pobre están presos.

Los besos, los de cada una de las madres solteras

Son convertidos en hogueras, son abrazos de nuestros

Muertos, de todos y cada uno de ellos.

La injusticia ilumina nuestras casas color rojo y azul,

Seña particular del perseguido, una grieta en el alma,

La cara en alto y camina siempre erguido. El clandestino.

Su corazón sale del pecho, extraña mezcla de realidad y sueño.

Se visten de noche los sin techo, los sin tierra, los sin nada.

Los que en vez de hambre llevan muerte en la barriga,

Historia en forma de espiral, donde siempre va el que se regresa,

Una, dos y tres veces, la tercera es la vencida y ya merece.

Perdida la inocencia entre el caos de un orden ficticio,

Y a nadie le importa, aun así la luna sale y el viento sopla,

Señales quizás, de que seguimos con vida, si el corazón late

Y el alma respira, seguimos viendo en las calles la trinchera.

Marcas en nuestros ojos de desvelo y de tristeza.

La esperanza no duerme, espera que un día amanezca,

Como esperan los muelles la llegada de las olas.

Así, los labios esperan el momento de volver a besar.

Las venas de nosotros, de lo que somos, son calderas

De limbos de amor y odio en ebullición de rabia.

Pan de anhelos, aves atrapadas en jaulas.

Todo y nada, vida y muerte, eso es de lo que somos.

Aun así escribimos poesías con los actos,

Y componemos canciones preciosas en el cielo

Sin esperar de el nada que no palpemos cierto,

Cada latido es otro sueño vivo en alas libertarias.

Seguimos siendo la lucha y el fuego, el amor y la palabra.

Los nadie regresando las olas del mar a patadas,

Condenados a emprender la lucha de distintas maneras

Sin nombre, sin rostro y despeinados con el viento en la cara.

DezkiizziiadO

TRANQUILOS ABUELOS YA ESTAMOS AQUI

POR CADA ANARQUISTA MUERTO NACEREMOS MIL! (A)

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