a la sombra de un arbol seco duerme el duende, el que con sus dedos rotos pinta letras color gris en las estrellas, con alma de vagabundo y viajero, callejero como un perro, asi pasa las noches hablandole a la luna, el sabe y reconoce la maldad en su persona, y por voluntad propia duerme enfrentandose a si mismo, es el odio y el amor donde se forma el individuo.

a la sombra de un arbol seco descansa el duende, con su gorro y su traje verde, escribiendo siempre con el corazon, no con las manos, viviendo sus sueƱos, mientras lo despeina el viento, el vuela, baila, es feliz aunque tambien entristece, sabe que la palabra es su herramienta, tambien un arma, y no importa a quien se enfrente.

Mi amigo el duende es La Palabra Rebelde.

Dejame dormir...