El cuento de siempre:

Humano estupido, arrogante y asesino,

Te veo cortar tus manos con tu propio cuchillo,

Errante de nuevo tropezando como un niño,

En los mismos problemas, aviso, no reirás conmigo.

Tantas veces lo mismo, el mismo juego, la misma historia,

Igual a la espiral maldita en mi memoria…

Bacanales de hipocresía, cuerpos raros e ignorancia,

Que podrida nuestra esencia, plásticas y son creencias,

Muere el mundo y grita el cielo: ¡Emergencia!,

Y nadie le escucha, escasez humana de inteligencia.

Cruces santas, dioses humanos y santificados,

Canonizados en oro y vino, ¿Crucificados?,

Los clavos sobre las manos del condenado,

El látigo sobre su espalda, y su cerebro lavado.

El miedo que abraza cual guadaña su cuello,

Y su reflejo es nulo, como vampiro frente al espejo,

Que será para su tristeza diaria la muerte, si no un destello,

Destello de luz de paz, inalcanzable, inerte ahí a lo lejos.

Y no entendemos que lo más hermoso es lo sencillo,

Y continuamos perdiendo ante lo infecto de lo oscuro,

Que nos roba la alegría, lo feliz se ha hecho caduco,

Y son mentiras las promesas de un futuro.

Dios es amor, pinocho lo dice, dios es amor, el diablo lo repite,

Canto asqueroso del letargo que persigue,

Pero el humano no despierta y en sus fauces se derrite,

Que soy, si no alimento del que rige.

¿Y mi vida?, mercancía, ¿y mis sueños? Pues que rotos,

Ilusiones que pierdo al ir por empedrados y el cielo rojo…

Pinocho que narizón te haz puesto, por mentir existe impuesto,

Y lo paga el desesperado, y solo es dueño de lo puesto,

Y que, si de la biblia y dios es un desamparado,

Después de tanto tiempo ¿vuelvo a contar el cuento?

Humano estupido y sobajado, que pasara si un día despiertas,

Forjando en tus manos tus propias razones y creencias…

TalachO.

1 comentario